El Tabaco y el Buceo

27.03.2013 01:13

 

El monóxido de carbono (CO) es un gas que aparece en la atmósfera de forma natural. Existen situaciones en las que una persona puede intoxicarse de forma aguda, por ejemplo en un incendio.

Sin embargo, para la aparición de síntomas patológicos se requieren concentraciones mínimas de un 0.2%. Una de las razones por las que el CO puede pasar totalmente desapercibido es debido a que no tiene ningún tipo de olor ni sabor. Si está mezclado con otras sustancias derivadas del petróleo que en cambio, sí huelen y saben, nos alertaría sobre ese aire que respiramos.

La intoxicación puede provocar que labios y uñas adquieran una coloración rojiza color cereza que pueden ayudarnos a descubrirla. El exceso de CO origina también dolores de cabeza, confusión, e inclusive reducción de la visión. Quizá, una de las vías que lamentablemente más nos afecta hoy en día, y de forma voluntaria, es el tabaco.

LOS RIESGOS DEL TABACO
El tabaco aporta a nuestro organismo dos sustancias perjudiciales, por todos conocidas: la Nicotina y el Monóxido de carbono.

LA NICOTINA: La nicotina provoca una contracción de las arterias pequeñas, que disminuye de manera importante el flujo sanguíneo en el organismo, principalmente a nivel de manos y pies.

EL MONÓXIDO DE CARBONO: El otro gran enemigo presente en el tabaco. Cuanto más fumamos, más aumentamos el nivel de Monóxido de Carbono en nuestra hemoglobina, elemento que necesitamos para transportar el Oxígeno. 
Por supuesto el Monóxido presente en la hemoglobina dificulta enormemente este transporte, puesto que ocupa el lugar del que dispone el oxígeno, tan necesario para nuestro organismo.

Ni que decir tiene que esto supone un enorme riesgo para el buceador, puesto que si la hemoglobina se satura, se reduce el transporte de oxígeno, lo que provoca que el corazón se vea obligado a acelerar sus latidos para mantener el riego sanguíneo que requieren los tejidos.

Debido a la combustión incompleta de las hojas de tabaco, se genera una gran concentración de CO que se acumula en los pulmones.

Este incremento en los niveles del gas, puede ocasionar problemas similares a los producidos al respirar aire contaminado desde cualquier otra fuente.

Conforme el buceador fuma, el monóxido de carbono va penetrando en el organismo, y se va combinando a la hemoglobina (proteína encargada de transportar el oxígeno dentro de los glóbulos rojos), 210 veces más rápido y con mayor afinidad de lo que sucedería con la molécula de oxígeno.

Se necesitan entre 10 y 12 horas después de fumar para que el intercambio de gases se realice con normalidad, por lo que los buceadores que fuman deberían abstenerse de hacerlo al menos en los momentos previos y posteriores de sus inmersiones.

Fumar antes de entrar en el agua, y sólo ya con la primera calada, provoca una importante constricción de los vasos sanguíneos reduciendo el aporte de sangre al corazón.

Esta situación puede suponer un riesgo en el caso de que el buceador tenga que aletear una cierta distancia o realizar una actividad que suponga un esfuerzo. Igualmente, se ha postulado de forma lógica aunque no está actualmente demostrado, que fumar antes y después de la inmersión ocasionaría importantes alteraciones en la eliminación del nitrógeno, y por tanto, se multiplicaría el riesgo de sufrir un accidente de descompresión.

A TENER EN CUENTA
Por supuesto tabaco y deporte son totalmente opuestos, por lo que lo más adecuado es tratar de no fumar ni un solo cigarrillo. De cualquier manera, si le resulta totalmente imposible dejar este hábito, deberá tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

• Trate de no fumar en las 12 horas que preceden a una inmersión: con lo que conseguirá eliminar los efectos del monóxido de carbono, evitando el cansancio excesivo que provoca la falta de oxígeno en los músculos.

• En caso de que tenga alguna infección en las vías respiratorias el fumador deberá interrumpir de inmediato las inmersiones hasta que se cure por completo, ya que existen riesgos de complicaciones.

• En caso de que sea muy fumador, no se recomienda bucear a más de 20 metros y, por supuesto, se evitarán los esfuerzos violentos, sobre todo mientras esté a profundidad.